Conciliación de la vida laboral y familiar, decidir el horario y trabajar cuando mejor nos convenga son algunas de las ventajas del teletrabajo, una alternativa que rechazan muchos profesionales dado que estiman que ralentiza su carrera y tienen un mayor riesgo de pérdida del puesto de trabajo al no estar en contacto físico con sus superiores.
Ser el dueño de su tiempo y tener la posibilidad de trabajar en momentos atípicos son algunas de las ventajas que animan a los profesionales a trabajar desde casa. Tener menos posibilidades de promoción y vivir al margen de lo que se cuece todos los días en la oficina es el precio que tienen que pagar. Estos argumentos ni son del todo ciertos, ni son válidos en una organización que apueste por el teletrabajo como una de las opciones para flexibilizar la jornada de sus trabajadores, la panacea según numerosos estudios para aumentar la satisfacción, el compromiso y la productividad de los empleados. Ignacio de Orúe, director general de personas y comunicación de Orange, explica que “se trata de ayudar a conciliar previo pacto con su jefe y los miembros del equipo. Es un compromiso mutuo, voluntario y reversible por ambas partes. El teletrabajo no es un fin, sino un medio para ganar en eficiencia y productividad, y al mismo tiempo, vivir mejor”
Sin un cambio en la manera de trabajar y un marco adecuado que regule la relación entre el empleado y la empresa el teletrabajo tiene los días contados. Los expertos creen que esta es la razón de que sólo lo permita el 27% de las empresas españolas frente al 35% de la media europea, según INE. Salvador del Rey, catedrático y presidente del Instituto Cuatrecasas, asegura que implantar el teletrabajo requiere “un enorme esfuerzo en la gestión, no es algo gratis. El tema tecnológico está superado, ahora es una cuestión de organización y marco regulatorio”. El Estatuto de los Trabajadores contempla el trabajo a distancia en su artículo 13, sin embargo, Del Rey subraya que se puede desarrollar: “La reforma laboral de 2012 le dio un nuevo espíritu, pero se tiene que incentivar por la parte estatal y la negociación colectiva. En cualquier caso, vamos hacia un trabajo flexible, no creo en el teletrabajo puro al cien por cien”. Javier Cantera, presidente de Grupo BLC y experto en gestión de personas, apuesta por el smartworking –permite al empleado trabajar desde cualquier lugar siempre y cuando cumpla sus objetivos– como alternativa: “Analizar qué puestos son susceptibles de realizarse en remoto y medir los resultados es el punto de partida para diseñar una política de flexibilidad. En segundo lugar hay que evaluar el nivel de satisfacción de los empleados y si están dispuestos a aceptar una nueva manera de trabajar”.
Cantera se refiere a hacer un estudio de clima laboral previo para confirmar que este cambio puede funcionar. En último lugar menciona la satisfacción del cliente. También hace referencia a los que mandan. En su opinión, muchas de estas medidas no funcionan porque “los jefes siguen pensando en presencial, creen que sólo si ven a su gente saben lo que trabajan”. Es por esto que De Orúe insiste en que el teletrabajo es una de las piezas del profundo programa de transformación cultural que están llevando a cabo en Orange, “junto con los nuevos espacios de trabajo flexibles, la evaluacion total para todos los empleados, la formación en agilidad, cambio y toma de iniciativa para todos los empleados, etc»
Fuente: expansión